Estaba muy feliz porque mi papá acababa de regalarme una scooter Razor y por otro lado mi mamá me había regalado un vestido azul aguamarina con arabescos blancos que me daba justo arriba de la rodilla.

Al siguiente día quise estrenar ambas cosas al tiempo, así que mientras mi mamá preparaba mi plato favorito,le dije que iba a salir a estrenar mi scooter, cuando ella me vio con el vestido puesto me dijo que no montara la patineta con vestido y me pusiera un pantalón porque podría caerme y lastimarme, sin embargo, no le hice caso creyendo que jamás me iba a caer, así que me fui a montar en mi scoote.

Duré horas montando, me sentía invencible, disfrutando de una bajada que tenía el conjunto donde vivíamos y por donde la patineta cogía más velocidad. Estaba lanzándome por esa bajada y no recuerdo bien si fue alguna piedrita que se atravesó en el camino o por la misma velocidad me desestabilice y todo se salió de control, me caí y frené con las rodillas y las manos.Mis rodillas terminaron llenas de tierra y obviamente raspadas llenas de sangre.

Tenía miedo, porque sabía cuanto enfurecía mi papá cada vez que algo malo me pasaba y además mi mamá ya me había advertido que no montara con vestido porque algo malo me podía pasar. Una señora que vivía al frente de la bajada me hizo todas las curaciones necesarias, cuando llegué a la casa, mi papá estaba acostado viendo televisión y cuando vió mis piernas abrió los ojos como platos, pegó un salto de la cama y me regañó como si no hubiera mañana.